Los representantes de las familias Omega-3 y Omega-6 deben ser administrados con la dieta, ya que los mamíferos somos incapaces de sintetizarlo. A partir de estos ácidos grasos, a través de distintas reacciones químicas se producen otros ácidos grasos de los cuales derivarán a su vez diferentes metabolitos que intervienen en gran cantidad de procesos biológicos.
En medicina humana el papel de estos ácidos grasos es muy importante para el control del colesterol y para disminuir el riesgo de enfermedades coronarias; en el caso de perros y gatos la presencia de altos niveles de colesterol y triglicéridos así como enfermedades coronarias asociadas al colesterol tienen una frecuencia de presentación muy baja y casi siempre asociada a otras enfermedades. Sin embargo, la terapia con ácidos grasos poliinsaturados es utilizada cada vez con mayor frecuencia en medicina veterinaria como coadyuvante de otras terapias farmacológicas en el tratamiento de multitud de enfermedades: inflamatorias, artrosis, cardiacas, renales, cognitivas, dérmicas, etc.
Los ácidos grasos se encuentran formando parte de las membranas de las células, el tipo de ácido graso es muy importante ya que si son poliinsaturados las membranas celulares presentarán una menor rigidez y se favorecerán las reacciones bioquímicas de membrana. Los tejidos que realizan importante actividad mediada por neurotransmisores como el cerebro, retina, corazón…, ven favorecida su actividad si el componente graso de sus membranas está formado por ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga. Hay órganos, como el cerebro, en los que encontramos un tipo de ácido graso predominante sobre el resto, se trata del ácido Docoxahexanoico (DHA).
Hay tejidos que se renuevan constantemente, es el caso de la piel, en estos casos un aporte energético extra favorecerá esta elevada tasa de sustitución, asimismo los ácidos grasos poliinsaturados y de cadena larga contribuyen a dar una mayor flexibilidad a la piel y una mayor permeabilidad favoreciendo la hidratación de la misma.